La importancia del cabello en la historia
A lo largo de la historia, los hombres siempre han lamentado su pérdida de cabello y han tratado de revertir su alopecia. Mitos y leyendas como las de Sansón y Dalila —en la cual el pelo del primero era la fuente de su fortaleza física y que la segunda corta para debilitarlo— reflejan la asociación que hay entre el cabello con la virilidad y fuerza. En la antigua Roma, Julio César utilizó coronas de laurel con las que podía cubrir su calvicie. Y en el siglo XVII, el rey Luis XIII de Francia usó una peluca completa para cubrir su pérdida de cabello, lo que inició una tendencia de moda.
En el siglo XVIII, muchos buscaron remedios contra la calvicie y posteriormente los sombreros se convirtieron en una de las soluciones más socorridas para disimular la caída del cabello. Los años han pasado y continúa el estigma social que representa la pérdida del cabello. La calvicie es un problema que más de la mitad de los hombres mexicanos enfrentará durante su vida, mientras que 4 de cada 10 mujeres desarrollará algún tipo de alopecia.
Hacemos suposiciones sobre las personalidades de otras personas solo por su apariencia. Este no es un fenómeno nuevo. Siempre hemos intuido que la belleza hace la vida más fácil. Las personas hermosas son percibidas como más sanas. A las personas hermosas les resulta más fácil encontrar trabajo, pareja, financiamientos. Todo esto significa que las características físicas indeseables, como la calvicie, se asocian con características internas indeseables, como debilidad, envejecimiento y fragilidad.
Para muchos hombres y mujeres, la pérdida de cabello es su primera experiencia real con la inseguridad personal. Es la primera señal que advierte la partida de la juventud, que sus cuerpos no durarán para siempre. Afortunadamente, los avances de la tecnología nos han permitido corregir la calvicie y recuperar el cabello perdido.