El simbolismo del cabello
El cabello siempre ha sido muy importante para los humanos. Desde las sociedades más primitivas, el cabello ha sido fuente de intensa elaboración y preocupación. Peinados, cortes y rituales relacionados con el cabello y su adorno han transmitido a lo largo de los años mensajes poderosos sobre las creencias o la situación de una persona, así sus estilos de vida.
“El cabello es quizás nuestro símbolo más poderoso de identidad individual y grupal: poderoso primero, porque es físico y, por lo tanto, extremadamente personal; y segundo, porque, aunque (es) personal, también es público, no solo privado”, reflexionaba a finales de la década de 1980 el sociólogo Anthony Synnott.
Ciertamente, en algunas culturas, el cabello ha sido usado como referente para inferir el estatus marital, la orientación sexual, la inclinación política, las creencias religiosas y/o la situación socioeconómica de una persona. Por ejemplo, en la Grecia Antigua, las jóvenes que aún eran vírgenes usaban el pelo largo, pero una vez que se casaban, se lo cortaban y se daban como ofrenda a Deméter, la diosa de la fertilidad. En el catolicismo, los hombres de la Iglesia tenían que afeitarse la parte superior de la cabeza como prueba de que habían renunciado a su sexualidad.
Al cabello también se le han dado atributos mágicos, sobre todo en las sociedades no occidentales, en las cuales se le consideraba como “asiento del alma” y consideraban que poseía un poder especial, incluso después de haber sido cortado
Combatir la calvicie también ha sido una labor constante de la humanidad desde hace miles de años. Los antiguos egipcios, por ejemplo, desarrollaron una receta contra la caída del cabello hace más de 5 mil años, que incluía espinas quemadas de un erizo, miel, aceite, alabastro, ocre rojo y mugre de debajo de las uñas… Afortunadamente, ya contamos en la actualidad con tratamientos mucho más efectivos y permanentes en la actualidad.